viernes, 5 de octubre de 2018

Muerte en el mar.

Desde pequeño me gusta venir a la playa.  Me gusta enterrar mis pies en la cálida arena, nadar a lo mas profundo y sumergirme hasta no poder aguantar la respiración. Pero lo mejor es mirar el horizonte, hacia ese desconocido lugar donde la vista se pierde ya que parece ser infinito. Cuando niño, la mayoría de las veces pensaba que ese lugar era el final de la tierra, pero a medida que fui creciendo me di cuenta que no es así. Me encuentro sentado con los pies enterrados en la arena que ahora es fría, al igual que la brisa que azota continuamente mi rostro. Levanto la mirada al cielo. La luna se encuentra en su punto mas alto, junto con las estrellas que iluminan las olas reflejando su brillante luz en ellas. Esta noche he decidido venir a este lugar, no porque me gusta. Sino por un motivo muy diferente, ese motivo es... Dejar de existir. Me siento deprimido, sin fuerzas para seguir luchando en esta dura vida. En una vida donde ya no me queda nada ni nadie, donde el camino cada vez se hace mas largo y difícil. Me levanto, mientras mis lagrimas corren por mis mejillas. Avanzo con paso suave, adentrándome en el mar. Me detengo justo cuando el agua me llega a la cintura. Doy un vistazo al cielo para contemplar su belleza por una ultima vez. Comienzo a nadar en el agua fría. Nado a lo mas profundo, donde mis pies no tocan el fondo. Cierro los ojos mientras me sumerjo en la oscuridad del mar. Ese hermoso lugar donde muchas veces me llene de felicidad, quien iba a decir que ese seria el lugar donde acabaría con mi vida.

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